viernes, 6 de enero de 2017

El perro de la oreja mojada


Hace un tiempo, por fortuna o por capricho, me hice papá de un cocker. No tiene pedigree, ni está cerca de estarlo, creo, pero para mí es perfecto.
Es un inglés, un cocker spaniel inglés, & lo sé porque si de algo me gusta saber e investigar es sobre perros & todo lo que tenga que ver con ellos.

Su nombre es Pecas. ¿Por qué? Pues porque tiene pecas en su hocico, no hay mayor ciencia. Es blanco con marrón (naranja, dicen algunos); sus pecas son de este último.
Con respecto a su nombre me han dicho más de una vez sarcásticamente que es muy 'original', & quizá tengan razón, es más, al principio pensaba lo mismo, pero ahora, que ya hemos pasado casi 3 años juntos, estoy seguro que no hay mejor nombre que ese.

Reniega como viejo & juega como niño caprichoso. Es increíblemente inteligente, obediente & cuándo quiere es un troll de los buenos. Lo amo tanto.

No, no lo compré, lo adopté, & de suerte, la mejor de las suertes & la historia de como llegó a mi casa es bastante anecdótica, pero ya será en otro momento de contarla.

Aunque al parecer ya me extendí demasiado sobre Pecas, de él no iba a hablar esta vez, sino de su hijo.
El 16 de noviembre Pecas se convirtió en padre & uno de sus primogénitos ahora forma parte de mi familia.


Se llama Cosmo. ¿Por qué? Pues porque a mi sobrino, su dueño, le gustan los padrinos mágicos & aunque al principio le puso 'Timmy', por artilugios & psicología básica hicimos que le pusiera como el padrino & no como el ahijado.

Es un marrón claro (dorado, dicen algunos) con un poco de blanco entre los ojos hasta llegar un poco más allá de su frente. Tiene la mitad del hocico blanco & una pequeña mancha en el lomo, blanquecina también, como gota de acuarela.

Aún es muy joven, no debería estar aún en mi casa, según lo que he investigado, pero, por problemas de su ex familia, aquí está, jodiendo, durmiendo, ensuciando & mordiendo.
Para mi familia es toda una aventura, estamos aterrados & encantados al mismo tiempo.
Aunque aún ninguno ha podido entender como un ser tan pequeño, tan tierno pueda morder de esa forma, já, siempre cuando se cansa de sus juguetes & piensa que tus manos lo son, no sabes si reír o quejarte del dolor.

Desde que llegó hasta ahora, ha sido difícil para su papá, pero sé que algún día serán inseparables & entonces habré logrado que mi amigo, cuando en algún momento yo ya no esté en casa, jamás esté solo & tenga con quién jugar.

Algo que me preguntaba hace unos días es porque siempre tenía una oreja mojada, sí, solo una, & fue ahí cuando descubrí que una de las cosas que más le gusta a Cosmo es tomar agua del plato de su papá, por más que lo llevemos hacia el suyo, él insiste hasta el cansancio; él sabe que tiene que tomar agua, pero no la conoce, no sabe que es incolora, no sabe que la está viendo. Todo es nuevo para él.

En su ingenuidad piensa que solo puede humedecer su lengua si lo hace pegándola hacia una de las paredes del depósito. Es cantiflesco. Debido a ello, sólo logra mojar ligeramente una de sus orejas.

Cuándo lo vi por primera vez sonreí, era inevitable.

& ahí anda, aprendiendo a correr, siempre con su oreja mojada, siempre solo una.
 



Cosmo, esta vez, mostrando su oreja seca.